YOLO COUNTY, CA – A más de una semana de la explosión mortal en planta de fuegos artificiales en el condado de Yolo, las familias de las siete víctimas luchan no solo contra el dolor, sino también contra el silencio de las autoridades.
Cuatro de los trabajadores ya fueron identificados por sus seres queridos: Jhony Ramos Jr., Jesús Ramos, Carlos Rodríguez y Joel “Junior” Melendez. Este último era un joven padre que trabajaba para sacar adelante a su familia; su esposa está embarazada y ahora enfrenta el futuro sola.
“Él era el sol de mi vida“, expresó entre lágrimas Lupe Melendez, madre de Junior. “No les importó que mi hijo muriera así. Quiero que alguien pague por esto”.
Las familias denuncian que la empresa Devastating Pyrotechnics no tenía permiso local para almacenar pirotecnia y señalan graves negligencias en seguridad. Fotos y videos en manos de los familiares mostrarían un almacén saturado de explosivos, sin ventilación ni medidas básicas de control.
Además, crece la indignación al saberse que el terreno donde ocurrió la tragedia pertenece a un teniente del Sheriff del condado de Yolo y que un bombero voluntario también operaba allí. Para los familiares, la falta de supervisión y la cercanía de las autoridades con la empresa aumentan la desconfianza.
Las familias exigen respuestas claras y justicia real, y preparan acciones legales mientras el dolor se mezcla con la rabia. Mientras tanto, la investigación oficial avanza lentamente.
Las familias de las víctimas piden que el caso no quede en el olvido y que se haga justicia por los trabajadores que perdieron la vida. Para ellas, la tragedia no es solo una explosión: es la consecuencia de un sistema que, según dicen, les falló en todos los niveles.